Monday, October 23, 2006

Los comienzos viven de la acción. Goethe lo reconoce rápidamente[1]. Die Tat! Die Tat! Tiene algo del báquico evohé. Buen conocedor de la Biblia sabe que no puede doblarse sobre su escritorio sin vivir fuera: contemplativas, las regiones polares de Musil o el contemptu mundi kafkiano aguardan aún.

[1] Und schreibe getrost: Im Anfang war die Tat!. Faust I

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